Portal Chamar Táxi

Notícias Las lágrimas de Dembelé tras ganar el Balón de Oro: "No pensaba llorar...", pero lo hizo

Roter.Teufel

Sub-Administrador
Team GForum
Entrou
Out 5, 2021
Mensagens
55,589
Gostos Recebidos
1,568
Las lágrimas de Dembelé tras ganar el Balón de Oro: "No pensaba llorar...", pero lo hizo

2025092310544072238.jpg


El delantero del Paris Saint-Germain se impuso al español Lamine Yamal en una gala cargada de emoción, en la que las lágrimas del nuevo Balón de Oro masculino, Ousmane Dembelé, eran el reflejo de la superación, del esfuerzo callado en los entrenamientos, de gratitud hacia quienes le sostuvieron cuando parecía que su carrera se apagaba

Lloró literalmente como un niño cuando subió a recoger el preciado galardón. Él más que nadie sabía lo que le había costado llegar ahí, tras años de haber sido denostado y cuestionado por las lesiones, por la irregularidad en su juego y por una trayectoria que muchos dieron por perdida demasiado pronto. Y ese pasado pesaba en cada lágrima.

Ousmane Dembelé, tantas veces señalado en el Barcelona como un fichaje fallido, se levantó de cada golpe hasta reencontrarse con la confianza plena en París. En el Paris Saint-Germain (PSG) encontró un entrenador que lo arropó, un grupo que lo entendió y un escenario que le permitió desplegar la versión más brillante de su fútbol.

Por eso, cuando se llevó las manos a la cara y miró incrédulo el Balón de Oro, la emoción no era solo por el presente glorioso, sino también por todo lo que había quedado atrás: las recaídas, las críticas, las dudas. El premio se convertía así en la redención definitiva de un jugador que había escuchado demasiadas veces la palabra “fracaso” y que ahora era aclamado como el mejor del mundo.

"No quería llorar...", pero lo hizo

"Es excepcional, es increíble". El 'niño' que lloraba, Ousmane Dembelé, no paraba de repetir esos calificativos mientras miraba, como si no acabara de creérselo, hacia el Balón de Oro que le acababa de entregar Ronaldinho y que lo consagraba como la nueva figura indiscutible del fútbol internacional.

Se frotaba los ojos, llenos de lágrimas, aunque admitió que "no quería llorar...", hasta que empezó a mencionar a su familia. Y entonces, no ocultó la gran carga de emoción que le suponía haber sido reconocido como el mejor futbolista de la pasada temporada, imponiéndose a otros grandes del Deporte Rey como el español Lamine Yamal, que estaba entre los favoritos y quien, con cierto aire de decepción, permaneció con rostro serio en su butaca del Théâtre du Châtelet de París cuando el delantero del Paris Saint-Germain subió al escenario.

En sus palabras, Dembelé no se dejó a nadie. Dio las gracias a su entrenador, Luis Enrique, al que calificó "como un padre" para él; a sus compañeros de vestuario; al presidente del PSG, que sonreía desde su butaca; a su familia; a su representante, que derramó lágrimas sin contenerse por la emoción...

E incluso tuvo un recuerdo para el FC Barcelona, el club en el que su juego a veces (demasiadas) no fue bien entendido pero el club, en definitiva, en el que "maduró" como futbolista y en el que aprendió "valores" que hoy siguen marcando su carrera.

Al final, y mientras se daba la vuelta para taparse los ojos, llenos de lágrimas, los presentadores de la gala, Ruud Gullit y Kate Abdo, hicieron que su madre subiera al escenario. Otro gran momento para el recuerdo.

Y es que, en la temporada pasada, Dembelé, que jugó 60 partidos, anotó 37 goles y proporcionó 15 asistencias, lo ganó todo en un año histórico para un PSG que conquistó la Champions, y la Liga, la Copa y la Supercopa de Francia.
Las lágrimas de Dembelé nos reconciliaron a muchos con lo mejor del fútbol

Y en España, a pesar de la decepción de no ver a Lamine Yamal con el Balón de Oro entre sus manos (sí recibió en cambio el premio Kopa al mejor jugador joven), las lágrimas de Dembelé nos reconciliaron a muchos con lo mejor del fútbol, con los valores que, en ocasiones, se nos olvidan.

Esas lágrimas eran el reflejo de la superación, del esfuerzo callado en los entrenamientos, de las noches de soledad tras cada lesión y de la fe en que siempre habría una oportunidad más. No eran lágrimas de vanidad, sino de gratitud hacia quienes le sostuvieron cuando parecía que su carrera se apagaba.

La imagen de Dembelé llorando con el trofeo en las manos quedará como la estampa más humana de la gala. Porque, por encima de los títulos, de los millones y de las portadas, recordaba que el fútbol sigue siendo emoción, familia, amigos y esa pasión que devuelve a un jugador a la esencia de niño que sólo quería jugar con un balón.

Estrella Digital
 
Topo